Sin duda alguna, a todos nos han juzgado equivocadamente alguna vez.

Cuando Ada contactó conmigo para pedirme información sobre mi trabajo, le comentaba la cantidad de fotos que salen normalmente según el tipo de ceremonia. Ella me comentaba que sería religiosa y yo venga a hablar de las iglesias. Cuando quedamos en persona y empezamos a hablar de cómo sería el día de la boda, me dijo que era Testigo de Jehova.

Me asaltaban unas cuantas dudas, puesto que nunca había hecho fotos en este tipo de bodas, ni siquiera había asistido a ninguna, ni conocía las costumbres que tienen.

El día de la boda no sólo me sentí muy cómoda, sino que me facilitaron mucho mi trabajo y me hicieron sentir como de la familia. Y aprendí bastantes cosas, borrando esos prejuicios que tenía.

Ada y Toni se conocieron en invierno a través de unos amigos en común, pero no fue has el verano siguiente que se volvieron a encontrar. El grupo de amigos se reunía con frecuencia y empezaron a surgir sentimientos entre ellos. Una tarde el grupo de amigos quedó en una heladería. Esa tarde Ada se dio cuenta de que  lo que sentía por Toni no lo había sentido por nadie y ambos supieron que querían pasar el resto de su vida juntos.

No lo tuvieron fácil, Toni vivía en Lanzarote y Ada en Tenerife. Se veían cuando el trabajo se los permitía.

Tras una noche llena de sorpresas en la que Toni la invitó a cenar y obligó a comer postre (el anillo de pedida estaba dentro), Ada decidió dejar Tenerife y, no sólo embarcarse en la aventura del matrimonio, sino abandonar su casa, su familia,su trabajo, sus amigos, para comenzar una nueva vida en Lanzarote junto con el amor de su vida.