La historia de amor de Bea y Javi se parece a ésas que salen en los cuentos, ésas en las que los protagonistas apenas se conocen, el amor surge y triunfa.
Bea trabajaba para una empresa privada y Javi para una pública, pero ambos frecuentaban el mismo bar para desayunar. Pese a que la gente que iba a este bar se veían las caras día tras día, nunca se mezclaban, solamente actuaban con los de su mismo gremio. Pero esto no fue impedimento para que Bea y Javi cruzaran miradas y alguna que otra sonrisa, un pequeño flirteo en la distancia.
Después de un tiempo una amiga en común, sabiendo que a Bea le gustaba Javi e intuyendo que era recíproco, les organizó una especie de cita a ciegas. Bea casi la canceló en el último momento, pero el destino hizo que no fuera así. Y gracias a él, desde esa noche no se han separado.
Fruto de ese amor nacieron sus dos hijas y siete años después de la cita a ciegas, han querido formalizar su relación celebrando una boda sencilla, familiar y muy emotiva, donde los invitados se han implicado mucho y todos se han dejado llevar por la emoción del momento.
No sólo se han casado sino que también han sentado precedente y ahora, en el bar del desayuno, los grupos ya no son tan diferenciados, hablando los unos con los otros y conociéndose un poco.
Y como dicen los cuentos «Vivieron felices para siempre».