Tener un bebé es algo hermoso, cambia la rutina y la manera de ver las cosas. El primer bebé lo cambia todo.

Tener otro hijo implica doble dedicación y doble alegría, pero también requiere un gran esfuerzo para la familia. Pese a este sacrificio, Aaron y Silvia tenían muy claro que querían un segundo bebé. Un hermanito para Sara.

Las sospechas de que Silvia estaba embarazada comenzaron cuando empezó a comer fruta, mucha fruta, más de la cuenta, puesto que cuando se quedó embarazada de Laia le pasó lo mismo.

Y estas sospechas se confirmaron. Aaron y Silvia iban a aumentar la familia. Se alegraron muchísimo cuando les dijeron que la que venía de camino era otra niña. Pero no sólo ellos dos, la pequeña Laia ya quería a su hermanita desde antes de nacer. Le puso el nombre de Cucu a la barriga de mamá y siempre estaba diciendo que la quería mucho.

El embarazo de Silvia fue normal pero, en el parto, Sara venía con el cordón enrollado como una mochila y nació por cesárea el 2 de abril de 2017.

Si Laia era buena y tranquila cuando era un bebé, Sara lo es el doble.

Los cuatro forman una familia maravillosa y tuve la oportunidad de ser testigo del amor que se tienen y la dulzura con la que se tratan.

La sesión en un principio iba a ser de Sara, pero imposible no hacerle fotos a Laia, pendiente de su hermana en todo momento, abrazándola, achuchándola… Algo tímida al comienzo, pero soltándose poco a poco y dejando ver lo pizpireta que es, hasta el punto de invitarme a tomar café y comer una hamburguesa con papas fritas en su cocina de juguete.

Aaron y Silvia, gracias por todo.

 

 

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